jueves, 18 de febrero de 2021

Batallitas Roleras I - "¡¡¡Corre, gordito, corre!!!"

Estimados damas y caballeros.

Hoy les ofrezco una anécdota rolera de cuando empecé a dirigir hará unos 12 o 13 años. Me cuesta escribirla sin que se me dibuje una cómica sonrisa en la cara, pero debo decirles que la recuerdo con mucho cariño. Espero que la disfruten tanto como lo hice yo. Les presento:

¡¡¡Corre, gordito, corre!!!

Acababa de conocer el rol oficialmente (porque extraoficialmente es otra historia) por primera vez gracias a una amiga que conocí el primer día de universidad. Le comenté que había visto un capítulo de Yu-Gi-Oh! de la serie antigua en el que Bakura encerraba las almas de los amigos de Yugi en figuras y jugaban a un juego muy chulo, parecido a los RPG de consola. Ella me miró extrañada y me dijo: "¿nunca has jugado al rol?" Y yo: "bueeeno..." (repito: es otra historia).

Tras aquella partida, que nos pareció memorable (de hecho, tan épica fue que entoné la canción de victoria de FFVII al vencer a la mala final), buscamos por internet los manuales de D&D 3.5 para intentar reproducir aquella sensación con los demás amigos. Me vais a perdonar, pero no había por donde agarrarlo. Años después lo vería con otros ojos, pero en aquel momento me parecía que había demasiadas normas que memorizar, así que decidimos crear nuestro propio sistema (el que me provocaría una histérica carcajada cuando me compré el Savage Worlds Deluxe traducido por HT Publishers, otra batallita para otro momento).

El entorno de campaña era fantasía medieval, aunque ahí metimos lo que nos dio la real gana. Hicimos los personajes que todo el mundo quería ser, así que teníamos el siguiente grupo:

  • Un sacerdote oscuro adorador de Kish llamado Phandekish, con poderes vampíricos, una guadaña súper chula y la cara pintada como la banda Kiss. Recordaba un poco a Hidan, de Naruto.
  • El Arcángel Uriel, con sus alas, armadura y espada de fuego. Tenía muchos conjuros y se asemejaba a un paladín.
  • Un gul cuyo nombre era Cellgadir y estaba algo inspirado en Zelgadis de Slayers Reena y Gaudi. Comía carne muerta y era un buen herrero. Tenía la piel muy dura.
  • Un bardo caballero, con laúd, espada y armadura, que se llamaba el Cid Cantaor. Muy popular entre las damas.
La campaña empezaba con ellos encerrados en la mazmorra de unos bandidos. El carcelero era un humano obeso con unos pantalones, una máscara de cuero y varias cintas del mismo material llenas de pinchos. Phandekish le habló de las virtudes de su dios, y sacó un crítico en la tirada para convencerlo. El tipo le juró lealtad a Kish y les abrió la celda. Continuaron avanzando por la guarida de los villanos, que estaba llena de trampas.

Algo así era el tipo...

Llegaron a un largo pasillo del que no podían ver el fondo. Les olía a clara emboscada, así que Phandekish, de nuevo, tuvo una brillante idea. Se convirtió en niebla y se deslizó por los recovecos del pasillo, descubriendo resortes con ballestas a lo largo de éste. Volvió, y tomó forma física y les comentó el problema.

Mientras los demás proponían ideas, el jugador de Phandekish gritó entusiasmado:

¡¡CORRE, GORDITO, CORRE!!

Y añadió:

Empujo al carcelero al pasillo.

El carcelero trastabillaba como podía por aquel pasillo mientras corría por su vida y una miríada de flechas le atravesaba el cuerpo. Yo iba haciendo tiradas para intentar salvarlo, pero hubo una pifia tras otra, tras otra, tras otra... Hasta que llegó al final habiendo activado todas y cada una de las trampas.

Nadie recuerda al jefe de los bandidos, que tenía el alma de un dragón de hielo encerrada en su espada, ni el combate, ni los tesoros que ganaron. Solamente recuerdan que Phandekish hizo que se suicidara su único siervo al que luego le hizo la extrema unción.

Suyo afectísimo,

Adam Graves.

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